Más tarde ese año, la USS Exeter fue enviada en una
misión de exploración al Sistema
Estelar Omega. Tracey, violando la Primera
Directiva, descendió junto a varios tripulantes a la superficie
del planeta Omega IV. Sin saberlo,
todos contrajeron una grave enfermedad bacteriológica que llevaron
a la USS Exeter al ser teletransportados.
Dicha enfermedad mató a todos los tripulantes de la Exeter,
salvo al capitán Tracey que permaneció en la superficie
de Omega IV. Tracey sobrevivió gracias a que la atmosfera del
planeta contrarrestaba los efectos de la afección.